martes, 27 de agosto de 2013

                                                           El chico en el paradero.


Tenía ojos azules como el cielo
Piel blanca y suave como el algodón.
Su mirada era tan profunda como un túnel, tanto que pude perderme en ella, transitar en la profundidad de su alma.
Alma pura y limpia como un cristal
A lo lejos pude sentir como si hubiese rosado su piel, imaginar que  la tocaba y que era  suave como una manta de seda.
Recuerdo sus labios rojos, y cuando paso su rosa lengua para remojarlos, creí ver como el mar se besa con la playa.
En su cara un lugar negro que parecía ser el inicio de un conjunto de pecas que adornan su bello espaldar.
Paso su mano por su cabello completamente negro, pude observar sus dedos tan gruesos, varoniles que despertaron en mí un deseo infinito de morderlos.
Lo admire mientras estuve ahí, Hasta que infortunadamente tuve que partir. Alejando se de mi todo sentimiento de atracción, este se diluyo en el extenso paisaje.




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